Un Puente a la Esperanza


El 2020 expuso nuestra vulnerabilidad humana sin distinción de origen, religión, color de piel o ideología política. Doblegó nuestra especie sin miramientos ni contemplación, imponiendo sus reglas durante un tiempo que aún desconocemos. Ante eso solo queda aceptar la nueva situación y adaptarnos. Evaluar las mejores alternativas y seguir adelante, pero claramente de esto no se sale indemne. La realidad que supimos concebir se esfumó, o está en proceso de transmutación. Estas imágenes invitan a una reflexión, a una contemplación de la quietud para poder desde ahí ordenar las prioridades de lo que debemos cambiar. No es fácil lidiar con el ruido que supone estar encerrados, marginados, aislados, y en algunos casos desesperanzados. Apela a nuestras fuerzas más vitales. Para potenciarlas debemos entender la necesidad imperiosa de tender puentes, de concebir que estamos todos insertos en el mismo circulo planetario que nos engloba. Pero también debemos terminar de percibir que estamos intrínsecamente vinculados a nuestro medio ambiente, al que debemos cuidar y preservar. De la interacción entre los humanos y el planeta, y del respeto y consideración que exista entre todos depende que volvamos a lograr un equilibrio donde las próximas generaciones puedan sobrevivir en armonía.

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